lunes, 11 de agosto de 2014

No basta solo con saberlo

Uno de los maestros de la ley religiosa estaba allí escuchando el debate. Se dio cuenta de que Jesús había contestado bien, entonces le preguntó:
—De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?
Jesús contestó:
—El mandamiento más importante es: “¡Escucha, oh Israel! El Señor nuestro Dios es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El segundo es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Ningún otro mandamiento es más importante que éstos.
El maestro de la ley religiosa respondió:
—Bien dicho, Maestro. Has hablado la verdad al decir que hay sólo un Dios y ningún otro. Además yo sé que es importante amarlo con todo mi corazón y todo mi entendimiento y todas mis fuerzas, y amar a mi prójimo como a mí mismo. Esto es más importante que presentar todas las ofrendas quemadas y sacrificios exigidos en la ley.
Al ver cuánto entendía el hombre, Jesús le dijo:
—No estás lejos del reino de Dios.
Y, a partir de entonces, nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Marcos 12:28-34 (NTV)

En este relato encontramos dos personajes. El primero es el equivalente a un teólogo, pastor o líder religioso de nuestro tiempo. El segundo, Jesús, el Hijo de Dios. Estas preguntas lanzadas a Jesús regularmente iban con mala intención. Es decir, le hacian cualquier tipo de pregunta capciosa para procurar usar la respuesta en su contra. Sin embargo, repetidas veces Jesús les devolvía la pregunta con otra pregunta o bien con una respuesta mas que contundente, la cual era verdad y no daba lugar a malas interpretaciones, sino que abría la mente y el corazón de la audiencia.

¿Cuál es el más importante? - Los rabinos habían detereminado que existían siscientos trece manamientos en el Pentateuco, uno por cada letra de los Diez Mandamientos ricnicpales. De los siscientos trece mandamientos, doscientos cuarent y ocho eran vistos como afirmativos y trescientos sesenta y cico como negativos. Todos ellos estaban divididos en dos categorías, una mayor y una menor, en donde los madamientos pertenecientes a la categoría mayor eran más obligatorios que los de la categoría menor. Los escribas y rabinos, sin embargo, no habían llegado a un acuerdo en cuanto a establecer cuáles eran mayores y cuáles eran menores [más o menos importantes]. Esta visión de la ley hizo pensar a los fariseos que Jesús había desarrollado su propia teoría al respecto. De esta forma, los fariseos hicieron esta pregunta a Jesús con la intención de que se incriminara a sí mismo revelando alguna posición poco ortodoxa y unilateral.*

En lo particular lo que llama mi atención de este pasaje es lo que acontece después de la respuesta de Jesús. El escriba confirma y reafirma la respuesta de Jesús. Esto a simple vista podría verse como que el escriba está por encima de la autoridad de Jesús, como un maestro sobre su alumno. Pero Jesús es en realidad el verdadero Maestro y deja en evidencia su autoridad al responder nuevamente a la respuesta del escriba: -No estás lejos del reino de Dios. ¿Qué quizo decir Jesús con esto?

No estás lejos del reino de Dios. Esta respuesta por parte de Jesús hacia el escriba es de gran relevancia para nosotros hoy. Cuántos de nosotros sabemos sobre la Biblia. Muchos hemos crecido en un contexto cristiano y podríamos recitar de memoria muchos versículos. Incluso no faltará quién pueda incluso mantener un diálogo serio con alguién más sobre diversos temas complejos de las Escrituras. Nuestro contexto es rico en el conocimiento de la Biblia de Dios, Jesús, el Espíritu Santo y las doctrinas. Pero, lamentablemente hay todavía un gran trecho que separa el conocimiento de la voluntad. Sabemos mucho, pero no lo practicamos. Conocemos mucho sobre la verdad pero no la aplicamos a nuestra vida. Sabemos que se debe amar al prójimo como a nosotros mismos, pero discriminamos a los que no son de nuestro color, nuestra raza o nuestro status social. Conocemos pero no hacemos. Hace falta convertir en práctica lo que se sabe.

De nada sirve conocer mucho, saber mucho, manejar los términos y conceptos si no vivimos de acuerdo a ello. Por qué Jesús le dijo "No estás lejos del reino de Dios". ¿Por qué no le dijo: "Se nota que eres parte del reino de Dios"? Ir a la iglesia, recitar una oración, cantar los himnos o conocer sobre la Biblia no te hace salvo. No estás lejos del reino de Dios, te hace falta vivir lo que enseñas. Te hace falta vivir lo que predicas. Te hace falta vivir lo que sabes.

Intenta practicar lo que has aprendido de la Biblia. Intenta vivir lo que conoces sobre la fe, el amor, el dominio propio, la gracia, el perdón, la pureza, la santidad y otros temas con los que has crecido. Inténtalo, no te des por vencido.

*Comentario versículo 28. La Biblia de estudio Macarthur. Versión Reina y Valera 1960. Editorial Portavoz 2004 (Gran Rapids, Michigan)

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