jueves, 28 de febrero de 2013

La renuncia del Papa



Hoy jueves 28 de febrero de 2013, es un día histórico para la comunidad religiosa del mundo. Este es el día en que el Papa Benedicto XVI salió del Vaticano, tras haber renunciado a su papado. Fue hasta las 8:00 de la noche hora de Italia que su renuncia entraría en vigor. Después de esto, inicia un proceso de 2 meses (conocido como el Cónclave), para que los 121 cardenales, de los cuales 69 fueron escogidos por Ratzinger, entren en sesión permanente para elegir al sucesor de Benedicto XVI. 

Mucho se habla y se especula sobre la renuncia de Joseph Aloisius Ratzinger. Por un lado, el mismo Ratzinger ha dicho que se retira porque se siente débil, cansado y enfermo. Sin embargo, otros han sugerido que se ha debido a los escándalos de inmoralidad sexual que se han filtrado en el Vaticano. De hecho, se dice, aun en los medios, que Benedicto XVI sabe los nombres de los sacerdotes involucrados en estas faltas. Que se le pidió que revelara el nombre de estas personas. El se negó a hacerlo y prefirió renunciar. 


La inmoralidad sexual por parte de sacerdotes y monjas de la iglesia católica no es una noticia nueva. Muchos han sido los casos que han salido a la luz. Incluso, en varios monasterios se encontraron restos de fetos escondidos entre las paredes de los mismos. Sin embargo, luego de que importante información se filtrara del vaticano en el famoso escándalo conocido como "vatileaks" muchos de lo que antes eran solo rumores, se volvieron una realidad. Muchas preguntas han surgido desde entonces. Y ahora con la renuncia de Benedicto XVI más. ¿Cuál será la realidad? ¿Cuáles son los secretos que están detrás de la renuncia de Ratzinger?

Estas son preguntas que quizá el tiempo las responda. O bien, queden en el olvido. Lo cierto de todo esto, es que lo que está sucediendo en la Iglesia Católica a nivel mundial debe llamar nuestra atención. El propósito de este pequeño artículo no es cuestionar o criticar a la Iglesia Católica. Sino llamar a la conciencia de todos nosotros y abrir los ojos frente a lo que tenemos por delante. 

Por siglos se ha contemplado a los sacerdotes como hombres santos. Los hombres que están más cerca de Dios. Hombres perfectos. Pero la realidad es que no los son. Nadie lo es. Ya sea que sea usted religioso o no, la Biblia dice que no hay justo ni aun uno:

Eclesiastés 7:20 - "Ciertamente no hay hombre justo en la tierra
        que haga el bien y nunca peque". 

Romanos 3:10 - como está escrito:
    NO HAY JUSTO, NI AUN UNO"
  

Estos escándalos de inmoralidad que han surgido, simplemente nos recuerdan y demuestran que todos somos pecadores. Que los sacerdotes y monjas son tan humanos como nosotros. Ojo, no los estoy justificando. Ya sea pastor evangélico, monje, sacerdote, gurú, shaman o cualquier otro titulo religioso, todos somos vulnerables a hacer pecado, porque está en nuestra naturaleza. Nadie es santo por su propia voluntad u obras.  

La Biblia nos lo ha advertido. Debemos recordarlo. 

Jeremías 17:5 - "Así dice el SEÑOR:
    Maldito el hombre que en el hombre confía,
    y hace de la carne su fortaleza,
    y del SEÑOR se aparta su corazón".


Esta es la verdad. No podemos ni debemos depositar nuestra confianza en el ser humano. Esta claro, el ser humano por su condición imperfecta, es falible. Entonces, ¿Qué se supone que debemos hacer? Pues, confiar solamente en Dios. No hablo de una religión, porque la religión no es más que el intento del hombre por agradar a Dios. Pero Dios no quiere nuestras obras. El quiere nuestro corazón. Hablamos entonces de una relación personal con Dios. Una relación basada en la comunicación. En donde escuchamos la voz de Dios a través de la Biblia y hablamos con él a través de la oración. En donde las obras no son un medio o un fin. Sino el resultado de nuestra fe. La Biblia lo dice. Somos Salvos por FE no por obras (Efesios 2:8-9). 

Debemos dejar que nuestra vida sea conducida por Dios y su Palabra (La Biblia) y no por hombres. Hay grandes líderes; mentores y sabios, pero cualquiera de ellos es capaz de fallarnos.

Dios tenga misericordia de nosotros.