Cómo me cae de mal cuando escucho a la gente quejarse, quejarse y quejarse de la situación en el país. No es que todo sea color de rosa en GuateLinda, pero, es que la gente que solo se queja son los que menos aportan al cambio. Por ejemplo, mucha de la gente que se queja, son los mismos que uno puede ver tirando basura desde la ventana del bus o del carro, son los mismos que no respetan la autoridad y cuando tienen oportunidad buscan la forma de "safarse" de los problemas aun cuando esto perjudique a los demás.
La realidad en GuateLinda es muy diferente a lo que fue antes. Pareciera que el tratado de paz que se firmó en 1996 fue solamente una cortina de humo. Los medios masivos de comunicación han dicho que el día de hoy mueren más personas por día que en los días la guerra civil interna que duró 35 años.
Lo que sucede en GuateLinda es una falta de valores. La ética profesional y los valores se han perdido. Hace falta que en las escuelas, colegios, universidades y cualquier otra institución académica, se priorice el estudio de la ética. Este es solo un paso para un largo camino que hay que recorrer, pero estoy seguro que este pequeño paso puede generar grandes cambios. Los adultos del siglo pasado ya están por "colgar los tenis", como se diría popularmente. A nosotros los jóvenes nos toca tomar un país dañado y maltratado por las decisiones equívocas de nuestros padres, sin embargo, tenemos la oportunidad y el deber de cambiar el futuro para nuestros hijos. Debemos aprender de los errores de nuestros padres.
El cambio inicia en cada uno de nosotros. Uno a uno podemos mejorar el país y hacer de este lugar un mejor hogar para nuestros hijos. El amor hacia Dios y hacia nuestro prójimo nos regalará un mejor futuro.